Cuando vívía, comía y corría por Lalín, recuerdo las palabras del gran Mario Pereira "Na miña casa non entra un polo de granxa, nin loco". Bueno, algo así decía.
Como urbanita que soy, debo de tener el cuerpo plagado de hormonas pollunas varias. Lo típico, pechugita de pollo a la plancha y ensalada, que estamos a dieta. Pero cuando se presenta una oportunidad como ésta, no hay que dejarla pasar. Y ahí tenéis al rey de los pollos. Os presento a “Mister Pollo”.
Después de un régimen estricto a base de cereales, pan, lombrices del campo y verduritas varias, le echaré al peso unos cinco o seis kilos.
Un poco de peck dek, sentadilla, pullover y curl de biceps e voilà.
Todavía no tengo decidido como lo voy a preparar una vez que unas manos hábiles le den matarile, aunque tengo varias ideas en mente y no precisamente pasan por la fritura, que para eso ya tenemos al K.F.C.
"Manos hábiles, experiencia a miles".
Pues eso, que el pollo es pontevedrés, de la zona de San Mauro.
Y, como siempre, cuando me dejo caer por Pontevedra, mi ciudad favorita para residir en Galicia, llevo las zapas en la bolsa y no dejo pasar la oportunidad de hacerme unos kilómetros en grata compañía.
Hay que reconocer que el cambio que ha pegado esta ciudad en los últimos 10 años es impresionante.
Continúa siendo la ciudad más deportista de Galicia con diferencia. Al menos, esa es mi impresión. Y a éllo contribuye claramente la presencia del CAR que la Xunta tiene en el entorno del Estadio de la Juventud.
A nadie le extraña la presencia de “indocumentados” como David Cal, Teresa Portela, Gómez Noya, Gustavo Dacal, Suso Morlan, etc., por los alrededores.
Pontevedra destila deporte, destila ambiente competitivo.
Y para devorar unos kilómetros tenemos bastantes alternativas.
La más socorrida es el “Parque de las Esculturas”. Aquí se pueden ver a runners desde las 6 de la mañana hasta las 12 de la noche sin interrupción. Es más, puedes sentir, mientras realizas un rodaje pastelero, como veteranos tiramillas te levantan las pegatinas de las mallas a su paso, rodando a ritmos de 3’ el km como si nada.
Dos nuevas rutas han aparecido en los últimos años. Por un lado, la ruta fluvial “Vaipolorío”, que discurre por el Río Gafos y, por otro lado, la ruta que discurre desde la estación de bombeo del río Lérez hasta Bora.
Pero mi entorno favorito para “sudar” es el que discurre por el Lago Castiñeiras y el mirador de Cotorredondo. Entorno natural, sendas pedregosas, hierba mullida, cortafuegos, subidas, bajadas, vistas espectaculares. ¿Que más se puede pedir?
Pontevedra me redime cuanto estoy bajo de moral. Las lesiones desaparecen o se atenúan.
Y de comer en Pontevedra hablaré en otra ocasión. Me extendería bastante.
Saludos.
Las amables señoras, hábiles en el desplume, son más rápidas en su cometido que un cardumen de pirañas despellejando un capibara. Además saben de cocina un rato largo. Vamos, de esa cocina que adora Leo Harlem...la que no "deconstruye" y sí pringa los dedos ávidos.
ResponderEliminarMorsatola.La foto de las señoras no es un cuadro costumbrista.
ResponderEliminarLas señoras son de carne y hueso y si pinchas dentro ves las arrugas de la experiencia.
Saludos