Había que esperar a que cesara el nordeste, el contínuo nordeste que creaba en el estadio un efecto remolino. El famoso "efecto remolino" de riazor que hacía que soplara viento en contra en toda la pista.
Y el viento cesó, como todos los días a partir de que el sol se iba apagando por el monte de San Pedro.
Hasta ese momento, la tarde nos había deparado carreras muy interesantes. Gónzález había cabalgado sobre la pista para realizar la mejor marca del año. Tiacoch casi pone una pica en Flandes en el 300. El senegalés Dia Ba, el venezolano Wuike, Cristina Pérez, Lilly Leatherwood, Asunción Sinovas.
Y esperábamos devorando pipas facundo en paquetes de 50 pesetas, aquellos paquetes que te duraban varias horas y en los que, de vez en cuando, te encontrabas en vez de pipa un palo amargo que escupías con repugnancia.
46 míseras centécimas. Menos de un suspiro.
El enviado de Alá se deslizó por la calle uno como nunca nadie lo hizo. Las liebres no fallaron. Zabaleta pasó el mil en 2'35'', Fethi Baccouche el 2000 en 5'14'' y lo acompañó hasta que no pudo más al paso del 2800. Luego, Saíd peleó contra sí mismo. Peleó contra la ausencia de cronos de referencia. Y con una última vuelta en 56", acabó a unas míseras 46 centésimas.
El tiempo oficial tardó en salir. Es más, nos fuímos para casa con la incertidumbre pero los perros viejos del cronómetro ya sabían que no había podido ser.
En una esquinita de España, en una pista que debió de declararse monumento atlético de la humanidad y el fútbol la engulló, tuvimos al más grande hasta el momento, dándolo todo. Y yo, por suerte, pasaba por allí.
6 de agosto de 1986, Estadio de Riazor. Said Aouita.13.00.84
PD: Un tal Alejandro Gómez llegó en 6ª posición con 13' 42" 16, batiendo el récord de España junior de 5000. Da la casualidad de que ,23 años después, sigue vigente.
Saludos
No hay comentarios:
Publicar un comentario