Mi primer trofeo lo guardo como oro en paño. Fue totalmente inesperado. Una "Vuelta a la Coruña" del año 87, de aquellas que salían de la sartén de la Torre de Hércules y discurrían por la zona del puerto hasta volver al punto de origen. La tengo grabada en la mente a sudor y fuego. La preparé el día anterior corriendo unos 5' con mi amigo Héctor dando unas vueltas al redondel de adormideras, un macrociclo completo diría Matveiev. Las agujetas duraron 5 días. Dolor, mucho dolor. E, inesperadamente, una semana después, me llamaron por teléfono para decirme que había quedado en tercera posición en categoría infantil. ¡Que sorpresa!. Y que orgulló llegar a casa y decirle al viejo que yo también tenía un trofeo para lucir en la vitrina. En este caso del salón, pues el paso de los años dotó a los trofeos de un "santuario" en condiciones.
Más adelante, fui acaparando algún que otro trofeo más. También medallas a decenas. De todo tipo. Provinciales, gallegas, nacionales, internacionales. Cuadradas, redondas, triangulares. Livianas, pesadas, bonitas, feas...
Y a que viene todo ésto. Pues simplemente a que hoy, por decir uno de tantos días, pasé gran parte de la tarde a escasos metros de un trofeo que ponía en la placa "Trofeo Reina Sofía a la mejor deportista española del año". Así, como si nada. Jugando con dos niñas encima a leer cuentos y a pintar frutas de colores en una libreta.
Hay trofeos y Trofeos y de éllo sabe mucho mi buen amigo José Antonio Ramírez, presidente del "Gremio del Trofeo y la Presea" en Galicia.
Saludos.