Una tendinitis rotuliana me tiene en el dique seco. Puntualicemos, en el dique seco de los rodajes pasteleros, aunque aun con moderado dolor, cada dos o tres días me calzo las zapas y me paso al ritmo superpastelero. Voy a tener que pedirle consejo a Ojordo para que me transmita los secretos de este ritmo.
Y para paliar las penas, decidí darme el último homenaje del verano. Y encaminé mis pasos hacia la maravillosa Asturias, la tierra de Don Pelayo.
El objetivo no era otro que meterme una papada de dos orejas y vuelta al ruedo en Casa Gerardo (Prendes) y luego ir a “bajar la comida” al IKEA. Os podéis imaginar quién propuso lo primero y quién lo segundo. Y os podéis imaginar también quién hizo la primera propuesta y quién, viendo lo que le esperaba, realizó una hábil contrapropuesta que contentara a ambas partes.
Bueno, para quién no esté puesto en la materia, Casa Gerardo es el templo de la gastronomía asturiana por excelencia.
Dos son las cosas que uno no puede dejar de probar. La fabada y la Crema de arroz con leche. Im-presionantes ambas.
El problema viene si antes te has jamado unos entrantes de la casa y tres o cuatro especialidades diferentes.
En fin, que si después de comer como un “Odre” te metes entre pecho y espalda un buen plato de fabada con su compango y una ración de arroz con leche, te puedes enfrentar a lo que te echen, culinariamente hablando, claro.
Al día siguiente, a la vuelta, paramos en otro de los templos del occidente asturiano. Casa Consuelo, en Otur.
Mi objetivo no era otro que probar las famosas “Verdinas con Marisco”, tan afamadas por esos lares. Y no me defraudaron, pero no me hicieron llorar de la emoción como el día anterior. Correctas, diría yo.
De vez en cuando hay que meterse algunos homenajes culinarios para sentirte vivo.
También creo que debemos homenajearnos atléticamente hablando.
Y mi gran homenaje de este verano, Martas aparte, fue el contemplar el estado de forma alcanzado por una tarraconense, casada con un vigués, al que la mala fortuna privó de encumbrarse en el olimpo de las elegidas del mediofondo.
Y, como no, el Atleta Gastrónomo tiene una pequeña historia que contar.
“Abril de 1995, Benicassim. Nos encontramos en una de las muchas concentraciones que la RFEA programa a lo largo del año. En este caso, aprovechando la semana santa, las y los promesas del mediofondo y fondo patrio se reúnen una semana para compartir vivencias y entrenamientos.
Una de las sesiones consiste en un test de 2x1’. Típico test para saber por aproximación la marca que en esos momentos puedes realizar en 800m.
Los chavales van realizando la prueba, unos mejor, otros no tan bien. De repente, le toca el turno a una niña menudita, tímida, que apenas habla más que con dos o tres compañeras. Se llama Natalia.
…Y Natalia la armó gorda. Nos dejó a todos con la boca abierta. Y no por el resultado del test, que al final fue lo de menos. Natalia hizo el primer minuto sobrepasando ampliamente los 400 metros. El pinchazo del segundo minuto fue de órdago, pero todos sabíamos que teníamos a una campeona en ciernes delante de nosotros. La futura campeona del mundo”
Salud y saludos
Hoy através del blog de ojordo, entro en el tuyo y leyendo el articulo de playas y chiringuitos, casi me pongo a llorar, recordando la gastronomia de mi tierra.
ResponderEliminarY si es verdad, a veces si que estoy fuera de lugar aqui en Coruña y eso que ya van para 12 años. Así que entendí tu situacion por el Sur
Bienvenido Al-Gazal.
ResponderEliminarEn Cadiz soy feliz. Unos días al año, pero no sabes como prestan.
Saludos
Ay, Atleta Gastrónomo...el pecado de la gula te persigue. Intentas recortar tiempos, pero te sigue mordiendo el culo...Me divierten mucho tus historias, las de cocina y las atléticas...Pues sí que has visitado fogones y garitos!
ResponderEliminarMe pasaré de cuando en cuando para ver si ganas o pierdes arrobas @@@.
Saludos, MORSATOLA. Bienvenido.
ResponderEliminar