(Foto: musicayvino.com)
Los recuerdos a veces son muy puñeteros. Aparecen cuando menos te lo esperas y te pueden alegrar el momento, pero también te lo pueden amargar.
Reflexionaba sobre esto realizando un trote dominical matutino por una ruta que discurre por los lugares de Tabacos y Marulo, cerca de donde vivo.
Como hace poco fue la “fiesta de la tortilla” en la ciudad de los caballeros, iba yo ensimismado en lo absurdo que me parece ir a disfrutar de la tortilla justo cuando menos se va a preocupar el cocinero/a por el producto final. O sea, si el objetivo del negocio representado por uno de los muchos stands es que la recaudación al final de la fiesta haya sido rentable, tendrá que realizar y vender un número de tortillas exagerado, con la evidente repercusión en la calidad de las mismas.
Más de 250 tortillas realizadas y vendidas en dos días, me sopló una de las participantes el año pasado.
En fin.
Y me puse a recordar grandes tortillas que habré degustado a lo largo de mi todavía corta existencia.
Volví a la época del instituto, donde el bocata de tortilla era el santo y seña de los recreos. Allí en Zalaeta recuerdo la del Bar Treus, la del Bar Ríos, con mucho cariño y nostalgia la famosa tortilla del Bar Dinos, en la calle San Roque, al lado de la Plaza de España, que servía el finado Servando…
Más adelante, cuando la economía empezó a permitirme ir a cenar con la pandilla, recuerdo lo deliciosa que estaba la tortilla del “Raxo do Burgo”, las pantagruélicas raciones de tortilla de “A Roda”, las mastodónticas tapas de tortilla de “La Bombilla” en la Calle de la Galera…
Y así fueron transcurriendo los primeros 20 minutos de trayecto a ritmo pastelero, o quizás tortillero.
(Me vino a la mente que el Atleta Gastrónomo debería realizar algún día una entrada seria sobre los grandes templos de la tortilla Betanceira. Lo tendré en cuenta.)
A la vuelta, no sé por qué, pero al ver que iba a 5’ 45” el kilómetro, me puse a pensar en cuanto sería capaz de realizar un kilómetro a tope en estos momentos y esto enlazó con un recuerdo que lo tengo grabado en mi mente a “sudor y fuego”; la vez que fui capaz de correr un kilómetro más rápido.
El día no lo tengo claro, el mes sí. Enero de 1995, pista cubierta de Riazor. Imagino que el entreno que tocaba ese día sería otro. Aquello de entrenar “a distancia” tenía aquellas pequeñas cosas, que podías variar el entreno sin que te echaran la bronca.
No lo hacía habitualmente pero procuraba no variar mucho lo mandado. O sea, lo mismo ese día tocaba 2 series de 600 a tope y me dio por hacer un mil. Sensaciones. Que diría el otro.
Lo tengo por algún lado anotado en alguna de las libretas que guardo de aquellos años. El 800 lo pasé a 1’56” y el mil lo terminé en 2’ 24’’ largos. Más solo que la una, como a mí me gustaba realizar esas cosas.
Hoy en día creo que no sería capaz de bajar de 3’ 20”. Lo normal es que rompiese por 5 sitios diferentes.
…así fui terminando los 45’ de rodaje dominical, entre tortillas y batallitas del pasado.
Nunca he necesitado correr con música y creo que mientras mi cabeza siga maquinando de esta manera, seguiré sin necesitarlo.
Saludos.
2:24 en pista cubierta y más en la de riazor no esta nada mal. Por cierto ¿Para cuando una buena pista cubierta en Galicia?
ResponderEliminarLeo qen esta entrada que estudiaste en Zalaeta, que casualidad,yo también, bueno tu seguro que estudiaste, yo más bien fui aprobando cursos.
La tortilla es una de mis debilidades, pero me gusta más la de Cacheiras que la de la casilla.
La mejor por supuesto, me imagino que todos diremos lo mismo, la de mi abuela.
Saludos y continuare leyendote.
Nota para los que estamos en un continuo intento de adelgazamiento este blog no va a ser muy bueno.
Firmado Vouamodo
Que tal Vouamodo? Me alegra verte por aquí de nuevo. Buena coincidencia la de Zalaeta, y también coincidimos en lo de estudiar poco :).
ResponderEliminarDe tortillas hablaría durante horas. A mi ni la de Cacheiras ni la de La Casilla. No me va el huevo tan suelto. Si te digo la verdad, las mejores tortillas de mi vida las he tomado fuera de Galicia. Aunque aquí la bordan.
Espero verte por aquí a menudo.
C e G ha entrado en una deriva que prefiero mantenerme un poco al margen, al menos una temporada, pero me temo que va ser larga.
Saludos
Una tortilla especial la podéis encontrar en la provincia de León, en el pueblo de Valdevimbre. El restaurante se llama «Cueva del Túnel» y también es conocida como «Cueva de Elicio». Está construido en unas antiguas cavas de vino, que le confieren un ambiente casi mágico. La especialidad de la casa es la «tortilla guisada», una tortilla que nada en un sofrito de pimientos tomates y otras «hierbas». Si pasáis por León, merece la pena ir a cenar a Valdevimbre.
ResponderEliminarYo también prefiero la tortilla con el huevo cuajadito, como las que hace mi mamá ;-D
Oído cocina. Lo anotaré en mi "tascagenda"
ResponderEliminarCortate un poco....que los que a estas horas escribimos, acabamos de engañar el estomago con una ensalada muy light, mañana averiguo el nombre de un sitio por Cambre que preparan unas tortillas ESPECTACULARES.
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